/ miércoles 9 de mayo de 2018

Doña Pablina, una mamá sin familia

IRAPUATO, GTO.- En el “Día de las Madres” los hijos acostumbran a llevar regalos, organizar una fiesta, comida o convivio entre los demás familiares, para demostrar el amor que sienten por su mamá.

Sin embargo, no todas las mamás pasan su día en fiesta y en compañía de sus hijos, pues hay quienes los hijos las abandonan y descuidan, más cuando las mamás son de una edad muy avanzada, y lo único que le queda a la madre es volver a trabajar para conseguir un sustento para alcanzar a comer y vivir.

Doña Pablina Rivera, de 79 años de edad, es una de las muchas mamás que sus hijos abandonaron, pues ni en el “Día de las Madres” la visitan; contó que es originaria de Querétaro y tiene dos hijos, José y Juan, uno vive en Zacatecas y otro en Cancún, ambos con sus propias familias e hijos, además de que quedó viuda desde hace 11 años.

Pablina ahora vive en Irapuato y sale cada mañana con su rebozo y 'gorrito' para protegerse del sol, hacia el crucero sobre el bulevar Lázaro Cárdenas cerca de las vías del tren, para pedir monedas a los automovilistas, pues aprovecha cada parada para juntar algunos pesos para comprar comida.

Sus hijos suelen visitarla una vez al año, pero no recibe ningún apoyo de ellos, ni una despensa y ni una llamada por teléfono.

“Las personas me dan lo que quieren y ya lo que junto lo uso para comprarme un 'chilito' y comer, a veces también compro leña y voy al molino para hacerme unas tortillas y comerlas con sopa o frijoles.

“Ahorita vivo con mi sobrino que vende flores, él está construyendo su casita en otro lado y ya luego se va a ir a vivir allá y pues mis hijos ya tienen su casa y su familia, pero no vienen a verme ni me hablan”.

Doña Plabina se encomienda a la virgen y a Dios para seguir adelante todos los días, pues dijo que a pesar de que sus hijos no la llamen ni la busquen, no se siente triste, ya que la tristeza hará que se enferme y es lo que menos quiere.

“Diosito sabe lo que hago y lo que tengo, para qué me siento triste, eso no me sirve de nada, si lo hago, me enfermo.

“Pero yo sé que no estoy sola, porque Dios me cuida y me acompaña, no voy a maldecir a mis hijos, yo los engendré y lo que escucho de la palabra de Dios, porque yo no sé leer, es que si uno maldice a su hijo es como si lo matara, yo no voy a matar a mis hijos”.

Doña Pablina contó que ve a sus hijos el “Día de los Muertos”, pues suelen visitar la tumba de su papá para llevarle flores y de paso visitar a su mamá, aunque sea una vez al año, pues sólo así Pablina sabe que sus hijos están bien y que también tiene nietos, aunque no los conozca en persona.


IRAPUATO, GTO.- En el “Día de las Madres” los hijos acostumbran a llevar regalos, organizar una fiesta, comida o convivio entre los demás familiares, para demostrar el amor que sienten por su mamá.

Sin embargo, no todas las mamás pasan su día en fiesta y en compañía de sus hijos, pues hay quienes los hijos las abandonan y descuidan, más cuando las mamás son de una edad muy avanzada, y lo único que le queda a la madre es volver a trabajar para conseguir un sustento para alcanzar a comer y vivir.

Doña Pablina Rivera, de 79 años de edad, es una de las muchas mamás que sus hijos abandonaron, pues ni en el “Día de las Madres” la visitan; contó que es originaria de Querétaro y tiene dos hijos, José y Juan, uno vive en Zacatecas y otro en Cancún, ambos con sus propias familias e hijos, además de que quedó viuda desde hace 11 años.

Pablina ahora vive en Irapuato y sale cada mañana con su rebozo y 'gorrito' para protegerse del sol, hacia el crucero sobre el bulevar Lázaro Cárdenas cerca de las vías del tren, para pedir monedas a los automovilistas, pues aprovecha cada parada para juntar algunos pesos para comprar comida.

Sus hijos suelen visitarla una vez al año, pero no recibe ningún apoyo de ellos, ni una despensa y ni una llamada por teléfono.

“Las personas me dan lo que quieren y ya lo que junto lo uso para comprarme un 'chilito' y comer, a veces también compro leña y voy al molino para hacerme unas tortillas y comerlas con sopa o frijoles.

“Ahorita vivo con mi sobrino que vende flores, él está construyendo su casita en otro lado y ya luego se va a ir a vivir allá y pues mis hijos ya tienen su casa y su familia, pero no vienen a verme ni me hablan”.

Doña Plabina se encomienda a la virgen y a Dios para seguir adelante todos los días, pues dijo que a pesar de que sus hijos no la llamen ni la busquen, no se siente triste, ya que la tristeza hará que se enferme y es lo que menos quiere.

“Diosito sabe lo que hago y lo que tengo, para qué me siento triste, eso no me sirve de nada, si lo hago, me enfermo.

“Pero yo sé que no estoy sola, porque Dios me cuida y me acompaña, no voy a maldecir a mis hijos, yo los engendré y lo que escucho de la palabra de Dios, porque yo no sé leer, es que si uno maldice a su hijo es como si lo matara, yo no voy a matar a mis hijos”.

Doña Pablina contó que ve a sus hijos el “Día de los Muertos”, pues suelen visitar la tumba de su papá para llevarle flores y de paso visitar a su mamá, aunque sea una vez al año, pues sólo así Pablina sabe que sus hijos están bien y que también tiene nietos, aunque no los conozca en persona.


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