Miles de peregrinos, de distintos estados de la República Mexicana, hacen una parada en la ciudad de Irapuato, año con año, en su camino a ver a la Virgen de San Juan de Los Lagos.
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En Irapuato existe gran cantidad de familias que se unen en la fe, algunos salen a peregrinar, otros, aunque no pueden caminar hasta allá por distintos motivos, se unen al apoyo y reciben a peregrinos proveyéndolos de alimentos y bebidas.
Una de ellas es Ma Guadalupe Ramírez Martínez, quien a sus 65 años lleva una vida de brindar este apoyo a los miles de peregrinos que llegan al campamento de pernocta, ubicado a un costado de la colonia Las Américas, de donde ella es habitante.
Recordó que la primera vez que acudió con su familia a dar alimento a los peregrinos fue cuando tenía apenas ocho años de edad, su madre era quien la llevaba y quien le enseñó todo lo que se necesitaba para ayudar, con el paso de los años ella ha inculcado esto a sus hijos, hijas y nueras, a quienes también considera sus hijas, ahora son cinco familias las que ayudan a preparar alimentos.
“Con mi madre veníamos y dábamos la reliquia a todos los sanjuaneros, luego íbamos a pie, esa costumbre se la estoy inculcando a mis hijos”.
Aseguró que esto lo hacen en agradecimiento a Dios y la Virgen de San Juan por interceder y que se les permita estar un año más con vida y con bien, sobre todo ya que sus hijos laboran y viajan diariamente.
“Sólo les decimos a los viajeros que recen por nosotros, por mí, por mis hijo, un año más que nos dio licencia para volver a darles”.
Aunque comentó que ya no puede hacer el recorrido a pie, no se pierden la oportunidad de visitar a la Virgen de San Juan de los Lagos, sólo que hacen el recorrido en automóvil para poder ir y agradecer en persona por todo lo bueno que han tenido en su vida.
La labor de Ma Guadalupe y su familia inicia desde un día antes, pues tienen que empezar a surtir todos los ingredientes para preparar la comida, que ésta esté fresca y recién hecha para los viajeros que siempre le agradecen mucho y halagan sus guisos y preparaciones.
En esta ocasión prepararon gorditas al comal rellenas con picadillo, queso y crema, todo es aportado por cada uno de los familiares de Ma Guadalupe, además los que no van a trabajar la acompañan a preparar la comida, una labor que significa quedarse prácticamente todo el día 24 de enero en el campamento, hasta que se acaba todo lo que llevaron.
“Ya no necesito decirles a mis hijos, ya saben que para el 24 aquí estamos, sólo nos ponemos de acuerdo quién trae que, lo que me den yo doy”.
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Peregrinos comentaron que es una gran muestra de fe que los une, en cada ciudad y recorrido se encuentran con otras personas que les ayudan, algunos con alimentos, otros con agua, y algunos que hasta les ayudan a curar su heridas sobre todo en comunidades serranas.