Irapuato, Gto. (OEM).- Sin duda, la belleza arquitectónica no se podría convivir si la mano de los herreros, quienes con sus manos forjan piezas únicas que perduran a través de los años.
Ejemplo de ello, Socorro Ramírez Moreno, quien con más de 50 años como herrero, compartió su historia de la familia Ramírez Pérez, que ha llevado adelante la tradición de la herrería a lo largo de cinco generaciones. Este arte, transmitido de abuelos a padres, ha perdurado como un pilar fundamental que fortalece las tradiciones familiares y las habilidades del oficio.
En entrevista para El Sol de Irapuato, Coco Ramírez, narró como es que esta noble profesión ha perdurado en el tiempo y en el espacio, siendo más que una fuente de empleo sino un estilo de vida.
"Esta costumbre fortalece nuestras tradiciones, porque hemos aprendido las habilidades del oficio de nuestros abuelos y padres, y claro está, aprendimos a forjar el hierro, una habilidad que nos transmitieron desde décadas pasadas y que hasta hoy en día se mantiene viva en la familia", expresó el Socorro Ramírez Moreno.
Narró que la herrería comenzó con el abuelo José Ramírez Medrano y la abuela Juanita Pérez, dando paso a cinco hijos: Fidel, Isidro, Andrés, Juan y Sebastián Ramírez Pérez. La tradición arrancó en 1913 en la calle Pedro Moreno y ha perdurado en el mismo lugar por 94 años.
El maestro Socorro Ramírez destacó la autenticidad del proceso: "La manera para calentar la herramienta para forjar aún se utiliza de manera artesanal y es a base de poleas, bandas y aspas que generan el aire y calientan el hierro para trabajarlo".
Durante décadas, la familia ha dejado su huella en templos, forjando cancelas y herrería que siguen en pie, como las que adornan el templo de la Divina Providencia y el Santuario de Guadalupe. Además, fueron reconocidos por el gobierno estatal por su destreza artesanal.
Socorro Ramírez enfatizó que el proceso de trabajo sigue siendo artesanal, utilizando las mismas herramientas originales donadas por alemanes que trabajaron en los ferrocarriles de Irapuato. "Llevar esta profesión es un orgullo porque se ha pasado a 5 generaciones", agregó.
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A pesar de los cambios en la sociedad, la herrería de Fragua de la familia Ramírez Pérez sigue siendo un testimonio viviente de la tradición artesanal en Irapuato, con solo tres herrerías de Fragua que aún mantienen viva esta forma de trabajar.
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