El paso de los migrantes centroamericanos por México se ha vuelto más lento, pues el temor a contagios de Covid-19 ha provocado que la población los rechace y denigre, uno de ellos es Manuel Antonio quien salió desde hace tres meses de Honduras y su trayecto se ha hecho más complicado a causa de la pandemia.
Así Lo Dijo...
“Nos tienen miedo porque nos vemos mugrosos y no tenemos cubrebocas, si antes era difícil llegar a Estados Unidos, ahora es peor por la pandemia”.
Manuel Antonio | Migrante centroamericano.
Irapuato es uno de los sitios preferidos por los migrantes centroamericanos para tomar el tren y dirigirse a cumplir el “sueño americano”, Manuel Antonio tiene cuatro días en la ciudad y aún está a la espera de poder tomar “la bestia de acero”, contó que es originario de Honduras y salió de su país hace tres meses, y de no haber sido por la pandemia, él ya estaría trabajando en Estados Unidos.
Al salir de su país, el coronavirus aún no llegaba a Latinoamérica, por lo que se despidió de su familia con la confianza de volver a verlos y que estarían bien; pero al pisar territorio mexicano, inició la contingencia sanitaria.
Manuel Antonio nunca pensó que estaría viajando en tren en medio de una pandemia, sin protección, sin refugio y sin ninguna manera de mantenerse limpio, pues aseguró que por su aspecto y por ser migrante, las personas lo han rechazado y con insultos lo alejan de las zonas, pues temen que este contagiado del Covid-19 y los pueda infectar, pero no sólo a él lo han tratado así, sino también a las decenas de centroamericanos que cruzan el país.
“Tratamos de estar más aseados, pero la gente hasta nos teme porque estamos sucios, nos alejan y nos insultan, pero a distancia, porque no se nos quieren acercar por miedo. Esto nos complica mucho, porque no podemos caminar fácilmente por los lugares a donde llegamos, y subir a tren no ha sido fácil, porque hay lugares donde la gente no nos deja pasar”.
El migrante contó que incluso las Casas del Migrante se encuentran cerradas, incluso la de Irapuato, por lo que no han recibido ningún apoyo, pero en ocasiones, algunos grupos de asociaciones religiosas se les acercan, les dan comida y hasta les regalan cubrebocas, para que tengan alguna manera de protegerse del virus, cuando ni las autoridades se les han acercado a apoyarlos.
Manuel Antonio Viaja con un grupo pequeño de más migrantes originarios de El Salvador, Guatemala y Honduras, donde saben que por la pandemia es más complicado entrar Estados Unidos, pero también saben que no pueden regresar a su país, debido a que sus fronteras están cerradas.
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