El Obispo de Irapuato, Enrique Díaz Díaz, dijo que en la actualidad pareciera más importante apoyar a las industrias y privilegiar el trabajo que el dedicar tiempo para educar y estar al pendiente de los niños del estado.
El Día del Niño nos invita a reflexionar todo el ambiente de educación, de educación de la familia, educación de la Iglesia, educación en tantos lados y si nosotros abandonamos a la educación, si nosotros la dejamos a los medios, a que los niños en la calle se eduquen, vamos a tener sí niños educados, pero educados para la calle, educados para la apariencia y educados para la ambición y ahí empiezan los problemas que hoy vemos muy latentes
Enrique Díaz Díaz envió un mensaje con motivo del Día del Niño y dijo que éstos deben ser vistos como personas con derechos y las cuales merecen todo el respeto y la atención para su formación.
“En nuestro afan de industrializarnos y de trabajar y de ir mejorando, hemos ido descuidando el acompañamiento y el acercamiento con los niños y esto después se va notando en el corazón de un niño, que se tiene abandonado”, dijo el Obispo de Irapuato.
“El Día del Niño nos invita a reflexionar todo el ambiente de educación, de educación de la familia, educación de la Iglesia, educación en tantos lados y si nosotros abandonamos a la educación, si nosotros la dejamos a los medios, a que los niños en la calle se eduquen, vamos a tener sí niños educados, pero educados para la calle, educados para la apariencia y educados para la ambición y ahí empiezan los problemas que hoy vemos muy latentes”.
Díaz Díaz señaló que los niños con alguna discapacidad también deben ser tomados en cuenta, pues muchas veces ellos también son segregados de diferentes actividades que hay en la sociedad.
“Se necesita una atención especial a aquellos niños que tienen alguna deficiencia, sea psicológica, sea física y que a veces los hemos marginado en lugar de darles un espacio preferencial, hay grupos en nuestra ciudad y en nuestra Diócesis que los atienen, pero todavía es mínimo, todavía debemos tener una consciencia de que los niños con capacidades diferentes son también personas con todos los derechos, con toda la potencia humana y que debemos atenderlos, cuidarlos y hacerlos crecer, porque no son ciudadanos de segunda ni podemos dejarlos a un lado”.