Rubén Montoya, quien actualmente comercia pollo fresco, recuerda cómo sus vecinas se burlaban de la inundación, al grado decir: “que venga el agua, aquí me la tomo”, sin pensar que minutos después esa misma agua les arrancaría sus casas, animales y familiares.
Para Rubén Montoya, el 18 de Agosto de 1973 lo recuerda como el día en que Irapuato se apagó, esto debido a que las fuertes inundaciones dejaron por mas de 48 horas sin luz eléctrica a la ciudad, aunado del silencio de las calles.
“Yo estaba con mi papá trabajando en la escuela 18 de Marzo, cuando llegó mi abuelito a decirnos que ya venia el agua, por lo que mi papá tuvo que ir rápidamente por mi hermana, la cual se encontraba trabajando y que se tuvo quedar varada durante ese día y al siguiente día la sacaron en lancha, ya que a mi papá no la dejaron pasar por ella.
“Yo tenía nueve años y recuerdo que mis vecinas no creían cuando les avisaron que ya venia el agua, decían y hasta se reían diciendo 'que venga el agua, aquí me la tomo', refiriéndose a que el paso del agua no llegaría a la calle El Durazno”.
Rubén recuerda también cómo fueron las horas posteriores, luego de que los niveles comenzaron a bajar y comenzaron con el recuento de los daños.
“Mis hermanos y yo nos pusimos a recoger nuestra casa, a sacar lodo, agua, desechos que había, mientras veíamos como maquinas arrastraban los cuerpos de los animales como perros y gatos que se había ahogado, además, de ver como arrastraban a personas muertas que habían quedado tiradas en medio de las calles”.
Varias personas murieron la tarde de ese sábado 18 de agosto, lo que a decir de viva voz de Rubén fue el día más catastrófico de su vida.