/ domingo 21 de abril de 2024

México: entre destructores y constructores

Comenté en este espacio que el expresidente de la Suprema Corte de Justicia, Arturo Zaldívar, fue mi alumno en la Escuela Libre de Derecho. Con la actual presidenta de la Corte, la ministra Norma Piña, coincidí al inicio de la especialidad en la facultad de Derecho de la UNAM -junto con Alberto Pérez Dayán, hoy también ministro, y mi amigo-.

Y con López Obrador compartí aula al inicio de la carrera en la Escuela Libre de Derecho. Él acudió a algunas clases como oyente, entre septiembre y diciembre de 1972. (La UNAM estaba en huelga; en enero siguiente reabrió y él se inscribió, perduró por 14 años, un fósil). Personalidades bien contrastantes las cuatro, desde el punto de vista ético-político.

Arturo, en el primer año en La Libre, en el examen de Sociología, obtuvo del jurado la calificación más alta. Isaac Guzmán Valdivia (yo era su adjunto) diseñó ese curso con densidad ética social de principio a fin; constatable en sus más de 20 libros. En el quinto año, en Filosofía del Derecho, Zaldívar logró calificación menor. Recuerdo ambos exámenes orales. Apareció la soberbia (“el amor desordenado de las propias excelencias”). Fui anfitrión de él y su esposa en casa. Abogado ganancioso. Cobró millones a banqueros que tenían mala cartera en Fobaproa, para evitar que cumplieran exigencia legal no convertirse en deuda pública, pagable por todos. A propuesta del presidente Felipe Calderón (otro alumno) fue ministro de la Corte. Nos equivocamos.

Aquí recordé que López Obrador, siendo Jefe de Gobierno del DF, me mencionó un par de veces en sus conferencias de prensa, por ser parte del equipo de abogados que exigimos que cumpliera con decisiones del Poder Judicial Federal que reprobaron la forma y el no pago de expropiación de un inmueble. Al incumplir varias veces con esas resoluciones, procedió juicio político y ser desaforado. Marcelo Ebrard, su sucesor, sí acató decisión judicial y pagó indemnización de expropiación.

Obrador y Zaldívar se desinhibieron con el poder. “Primero los pobres” queda en proclama engañosa para masas aborregadas. Confabularon un proyecto socialista, dictatorial, al que apuestan para sobrevivir. En la realidad: primero los hijos de Obrador, luego la vanidad de Zaldívar. Destruyen o debilitan contrapesos necesarios del poder. Les estorban Norma Piña y Alberto Pérez Dayán en la Corte. Por eso inician juicio político contra ambos.

Zaldívar es desnudado. Ahora con denuncias de presiones que hizo a jueces para frenar amparos o sentencias que molestaban a López Obrador: con amenazas u ofertas de apoyos. En investigación ordenada por la ministra presidenta, jueces y magistrados las difunden también. Apanicado, gime: es “cacería de brujas”. Juntos impulsan reformas a la Ley de Amnistía, para, ante sentencias condenatorias, AMLO tenga facultad de perdonar a los delincuentes que él quiera. A la Ley de Amparo, para prohibir efectos generales en las suspensiones de juicios de amparo, que los jueces no puedan declarar la inconstitucionalidad de una ley y anularla para todos, solo para los que pagaron una demanda de amparo. El colmo atracador: AMLO quiere expropiar ahorros de los trabajadores con su “Ley de Pensiones para el Bienestar”, que sus levanta-dedos 4t apresuradamente quisieron aprobar el miércoles 17, con proyecto alterado (12 modificaciones en lo obscuro, sin discutir). Los ahorros son de los trabajadores, no se los puede robar Obrador. Todo esto irá a la Suprema Corte para revisar su constitucionalidad. De ahí sus puñaladas a los ministros honorables intentando no lo reprueben.

Al dictador le estorban la ley y el Poder Judicial independiente. Los usuarios del sistema de justicia entendemos hay mucho por mejorarlo, pero no destruyendo. Menos regresando a la presidencia imperial. El rey y su edecán-mandadero se ven desnudos, su reinado termina. Apanicados, si los tribunales revisan su conducta y el enriquecimiento de los suyos. Salir del paraíso provocará coletazos endemoniados del soberbio y del iracundo. Nadie por encima de la ley. A cuidar la Suprema Corte. No nos equivoquemos. A levantar adobes ya, para reconstruir Patria. A votar todos el dos de junio.


Analista político

@jalcants

Comenté en este espacio que el expresidente de la Suprema Corte de Justicia, Arturo Zaldívar, fue mi alumno en la Escuela Libre de Derecho. Con la actual presidenta de la Corte, la ministra Norma Piña, coincidí al inicio de la especialidad en la facultad de Derecho de la UNAM -junto con Alberto Pérez Dayán, hoy también ministro, y mi amigo-.

Y con López Obrador compartí aula al inicio de la carrera en la Escuela Libre de Derecho. Él acudió a algunas clases como oyente, entre septiembre y diciembre de 1972. (La UNAM estaba en huelga; en enero siguiente reabrió y él se inscribió, perduró por 14 años, un fósil). Personalidades bien contrastantes las cuatro, desde el punto de vista ético-político.

Arturo, en el primer año en La Libre, en el examen de Sociología, obtuvo del jurado la calificación más alta. Isaac Guzmán Valdivia (yo era su adjunto) diseñó ese curso con densidad ética social de principio a fin; constatable en sus más de 20 libros. En el quinto año, en Filosofía del Derecho, Zaldívar logró calificación menor. Recuerdo ambos exámenes orales. Apareció la soberbia (“el amor desordenado de las propias excelencias”). Fui anfitrión de él y su esposa en casa. Abogado ganancioso. Cobró millones a banqueros que tenían mala cartera en Fobaproa, para evitar que cumplieran exigencia legal no convertirse en deuda pública, pagable por todos. A propuesta del presidente Felipe Calderón (otro alumno) fue ministro de la Corte. Nos equivocamos.

Aquí recordé que López Obrador, siendo Jefe de Gobierno del DF, me mencionó un par de veces en sus conferencias de prensa, por ser parte del equipo de abogados que exigimos que cumpliera con decisiones del Poder Judicial Federal que reprobaron la forma y el no pago de expropiación de un inmueble. Al incumplir varias veces con esas resoluciones, procedió juicio político y ser desaforado. Marcelo Ebrard, su sucesor, sí acató decisión judicial y pagó indemnización de expropiación.

Obrador y Zaldívar se desinhibieron con el poder. “Primero los pobres” queda en proclama engañosa para masas aborregadas. Confabularon un proyecto socialista, dictatorial, al que apuestan para sobrevivir. En la realidad: primero los hijos de Obrador, luego la vanidad de Zaldívar. Destruyen o debilitan contrapesos necesarios del poder. Les estorban Norma Piña y Alberto Pérez Dayán en la Corte. Por eso inician juicio político contra ambos.

Zaldívar es desnudado. Ahora con denuncias de presiones que hizo a jueces para frenar amparos o sentencias que molestaban a López Obrador: con amenazas u ofertas de apoyos. En investigación ordenada por la ministra presidenta, jueces y magistrados las difunden también. Apanicado, gime: es “cacería de brujas”. Juntos impulsan reformas a la Ley de Amnistía, para, ante sentencias condenatorias, AMLO tenga facultad de perdonar a los delincuentes que él quiera. A la Ley de Amparo, para prohibir efectos generales en las suspensiones de juicios de amparo, que los jueces no puedan declarar la inconstitucionalidad de una ley y anularla para todos, solo para los que pagaron una demanda de amparo. El colmo atracador: AMLO quiere expropiar ahorros de los trabajadores con su “Ley de Pensiones para el Bienestar”, que sus levanta-dedos 4t apresuradamente quisieron aprobar el miércoles 17, con proyecto alterado (12 modificaciones en lo obscuro, sin discutir). Los ahorros son de los trabajadores, no se los puede robar Obrador. Todo esto irá a la Suprema Corte para revisar su constitucionalidad. De ahí sus puñaladas a los ministros honorables intentando no lo reprueben.

Al dictador le estorban la ley y el Poder Judicial independiente. Los usuarios del sistema de justicia entendemos hay mucho por mejorarlo, pero no destruyendo. Menos regresando a la presidencia imperial. El rey y su edecán-mandadero se ven desnudos, su reinado termina. Apanicados, si los tribunales revisan su conducta y el enriquecimiento de los suyos. Salir del paraíso provocará coletazos endemoniados del soberbio y del iracundo. Nadie por encima de la ley. A cuidar la Suprema Corte. No nos equivoquemos. A levantar adobes ya, para reconstruir Patria. A votar todos el dos de junio.


Analista político

@jalcants