/ domingo 24 de septiembre de 2023

¡Que jóvenes asuman lo político! ¿Cómo?

Compartí hace un par de semanas (“¿En qué andan los jóvenes? No se les ve en política”) la idea de que a buen número de jóvenes les es indiferente la política. Recién lo confirmé con estudiantes de bachillerato y universidad de escuelas privadas de Irapuato. Dato preocupante: jóvenes clase-medieros pueden aceptar autoritarismo o populismo (perder democracia, instituciones, procesos), si reciben una beca o subsidio de la 4T: sienten que es mejora situacional, para sí o para otros. (Afirmaron 8 de 10 alumnos del Tec, del Kipling, del Marista, de la UQI, en Irapuato). El Informe 2023 de Latinobarómetro, de lectura obligada, explica el declive de países de la región, luego de una década de deterioro de la democracia.

En este mundo plural -de infinitas opciones en ver y actuar-, la democracia, las elecciones, los partidos, los gobiernos: no son sus temas. Flavio me escribió: No esperes tanto de los jóvenes. Sí de los adultos: son quienes más han contribuido en la comunidad política. Y explica: 44 de 94 millones de ciudadanos no votaron en 2021. Los jóvenes de 20 a 34 años son el 40% del padrón electoral, pero no votó el 60% de ellos y lograron más cargos que los mayores. Los más adultos, más participan, pero están sub-representados. Los abstencionistas distorsionan-defraudan al sistema. Los jóvenes solo se preocupan por sí mismos y su presente.

Lectura distinta, de adulta con empatía a los jóvenes, es la de Edna Jaime (con ella coincidí en la definición y seguimiento de políticas públicas). En su artículo “Para enamorarlos de la democracia” (El Financiero, sep. 22) dice: “Hay que regresar la fe en la política a los jóvenes. Sin ellos enamorados de la democracia, lo que viene es ominoso, desesperanzador”. “No los estamos entendiendo”. A las dos candidatas presidenciales no les ve “la inquietud de explorar en terrenos desconocidos, atreverse a sondear en aguas desconocidas” (de jóvenes que repudian o no les interesa la política). Y alerta: “Nuestra recesión democrática puede convertirse en depresión, si las tendencias continúan. En medición 2023 del Latinobarómetro, la democracia para 1/3 les es indiferente, otro 1/3 es pro-demócrata y 1/3 (33%) es pro-autoritario o populista), el desprecio a la democracia creció. Preocupa lo que viene”.

Edna también habla del término “océano azul”, aplicado a la inmensidad de quienes están al margen de la política. “Estamos enfrascados en discusiones, viéndonos el ombligo, dentro de la misma caja. No encontraremos nuevas brechas si no salimos de nuestra caja de resonancia donde estamos todos: fifís, conservadores, progresistas, etc.”.

Yo leí años ha el libro “La Estrategia del Océano Azul” (Chan y Mauborgne, Harvard, 2005). Arranca de la fundación de Cirque du Soleil, en 1984, en Canadá, por un grupo de actores callejeros. “Creó un espacio antes desconocido, en el cual la competencia perdió importancia. Buscó un grupo de clientes muy distintos”. La estrategia habla de “aumentar el tamaño de la demanda y dejar atrás la competencia”; imaginando dos océanos: los rojos (todo lo existente) y los azules (lo que no existe actual, o es desconocido, o no aprovechado). La competencia pierde su validez por no existir reglas del juego. La expresión “océanos azules” es nueva, su existencia no.

La estrategia es, pues, innovar en los valores o paradigmas conocidos. El objetivo es lograr que la competencia o conflicto (en el caso, de los jóvenes en lo político) reduzca densidad. Y dar el salto cualitativo, revolucionario de ver nuevos escenarios. Como dice Edna: deliberemos qué es la política para los jóvenes, cuál es nuestro legado. Cómo los escuchamos y recomponemos discursos. Cómo los invitamos a irrumpir a la escena pública con otros valores y modelos que no sean los que los han desilusionado. Abramos compuertas para que el “océano azul” llene nuestras conversaciones y se apropien de ellas. Y así, “regresar a estos jóvenes, que son nuestro futuro, a la fe en la política y en la democracia”. Que sólo vean, y de lejos, su circunstancia, no puede ser opción. Y menos el apoyo al autoritarismo o populismos.


Analista político y extitular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública

@jalcants

Compartí hace un par de semanas (“¿En qué andan los jóvenes? No se les ve en política”) la idea de que a buen número de jóvenes les es indiferente la política. Recién lo confirmé con estudiantes de bachillerato y universidad de escuelas privadas de Irapuato. Dato preocupante: jóvenes clase-medieros pueden aceptar autoritarismo o populismo (perder democracia, instituciones, procesos), si reciben una beca o subsidio de la 4T: sienten que es mejora situacional, para sí o para otros. (Afirmaron 8 de 10 alumnos del Tec, del Kipling, del Marista, de la UQI, en Irapuato). El Informe 2023 de Latinobarómetro, de lectura obligada, explica el declive de países de la región, luego de una década de deterioro de la democracia.

En este mundo plural -de infinitas opciones en ver y actuar-, la democracia, las elecciones, los partidos, los gobiernos: no son sus temas. Flavio me escribió: No esperes tanto de los jóvenes. Sí de los adultos: son quienes más han contribuido en la comunidad política. Y explica: 44 de 94 millones de ciudadanos no votaron en 2021. Los jóvenes de 20 a 34 años son el 40% del padrón electoral, pero no votó el 60% de ellos y lograron más cargos que los mayores. Los más adultos, más participan, pero están sub-representados. Los abstencionistas distorsionan-defraudan al sistema. Los jóvenes solo se preocupan por sí mismos y su presente.

Lectura distinta, de adulta con empatía a los jóvenes, es la de Edna Jaime (con ella coincidí en la definición y seguimiento de políticas públicas). En su artículo “Para enamorarlos de la democracia” (El Financiero, sep. 22) dice: “Hay que regresar la fe en la política a los jóvenes. Sin ellos enamorados de la democracia, lo que viene es ominoso, desesperanzador”. “No los estamos entendiendo”. A las dos candidatas presidenciales no les ve “la inquietud de explorar en terrenos desconocidos, atreverse a sondear en aguas desconocidas” (de jóvenes que repudian o no les interesa la política). Y alerta: “Nuestra recesión democrática puede convertirse en depresión, si las tendencias continúan. En medición 2023 del Latinobarómetro, la democracia para 1/3 les es indiferente, otro 1/3 es pro-demócrata y 1/3 (33%) es pro-autoritario o populista), el desprecio a la democracia creció. Preocupa lo que viene”.

Edna también habla del término “océano azul”, aplicado a la inmensidad de quienes están al margen de la política. “Estamos enfrascados en discusiones, viéndonos el ombligo, dentro de la misma caja. No encontraremos nuevas brechas si no salimos de nuestra caja de resonancia donde estamos todos: fifís, conservadores, progresistas, etc.”.

Yo leí años ha el libro “La Estrategia del Océano Azul” (Chan y Mauborgne, Harvard, 2005). Arranca de la fundación de Cirque du Soleil, en 1984, en Canadá, por un grupo de actores callejeros. “Creó un espacio antes desconocido, en el cual la competencia perdió importancia. Buscó un grupo de clientes muy distintos”. La estrategia habla de “aumentar el tamaño de la demanda y dejar atrás la competencia”; imaginando dos océanos: los rojos (todo lo existente) y los azules (lo que no existe actual, o es desconocido, o no aprovechado). La competencia pierde su validez por no existir reglas del juego. La expresión “océanos azules” es nueva, su existencia no.

La estrategia es, pues, innovar en los valores o paradigmas conocidos. El objetivo es lograr que la competencia o conflicto (en el caso, de los jóvenes en lo político) reduzca densidad. Y dar el salto cualitativo, revolucionario de ver nuevos escenarios. Como dice Edna: deliberemos qué es la política para los jóvenes, cuál es nuestro legado. Cómo los escuchamos y recomponemos discursos. Cómo los invitamos a irrumpir a la escena pública con otros valores y modelos que no sean los que los han desilusionado. Abramos compuertas para que el “océano azul” llene nuestras conversaciones y se apropien de ellas. Y así, “regresar a estos jóvenes, que son nuestro futuro, a la fe en la política y en la democracia”. Que sólo vean, y de lejos, su circunstancia, no puede ser opción. Y menos el apoyo al autoritarismo o populismos.


Analista político y extitular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública

@jalcants