La vida de María de la Luz Ramírez dio un giro de 180 grados al perder a uno de sus hijos en un accidente en 2003, y desde entonces no hay un sólo día en el que no lo recuerde.
Con la voz entrecortada, pero sin dejar de lado el buen ánimo, María de la Luz narró cómo es que su hijo lamentablemente falleció a causa de un accidente, que hizo que falleciera ahogado en el año 2003.
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“Mi hijo era un niño muy tranquilo, días antes me había dicho que no quería salir a una fiesta y que mejor se quería quedar viendo la televisión; días después, un domingo, mi hija estaba haciendo hotcakes y mi hijo se fue a comprar lo que faltaba, cuando de repente me tocan a la puerta y me dicen que si podría ir a identificar a un joven que estaba ahogado en el canal de Coria y que se parecía a mi hijo, en ese momento mi mundo se cayó, ya no tenía a mi hijo, pero tenía que ser fuerte para los demás”, relató.
Mencionó que desde aquél momento de la terrible tragedia, mientras ella tuviera vida y fuerzas estaría presente cada vez que pudiera, por lo que a 19 años de su pérdida, María de la Luz, al igual que decenas de padres y madres, acudieron al panteón para pasar un día con aquellos que ya descansan en paz en el Panteón Municipal.
Contó que desde las primera horas del primero de noviembre, se levantó junto con su esposo y ambos se dispusieron a dejar lista sus actividades en su hogar, para preparar la comida y las cosas para limpiar y darle unos toques de pintura a la tumba en la que descansa su hijo.
María de la Luz narró cómo es que desde días antes preparan la comida favorita de su hijo en vida, para llevársela al panteón y pasar todo el día con él, platicando y llorando para mantener vivo su recuerdo.
“Andamos levantados desde bien temprano para dejar todo listo, queríamos que la casa estuviera lista para podernos venir sin preocupaciones a pasar todo el día con nuestro hijo y hasta le hicimos su comida favorita y me traje mis bancos para estar aquí, cerquita de él y de su padre”.