La comunidad Encino del Copal, ubicada al norte del territorio irapuatense, vive con sólo un día a la semana de servicio de agua potable, los pozos ya no dan para más y para garantizar que sigan teniendo al menos un poco de líquido deben racionarlo al extremo.
Efrén Chávez Ramírez, comisariado ejidal de Encino del Copal comentó que actualmente el pozo de su comunidad se encuentra a más de 300 metros de profundidad, ya es poca agua la que da, y aunque de acuerdo a los estudios realizados, parece ser que su agua aún es segura, ésta no es suficiente para solventar las necesidades de la comunidad.
“Este pozo se hizo con poquita agua y ahorita con la sequía se bajan más, algunos tienen que pedir sus pipas de agua porque no es suficiente la del pozo, el agua está analizada y está clorando todo, pero no es suficiente, no tenemos agua casi ni para tomar, si tenemos pozo, pero tiene poquita agua, la estamos distribuyendo por partes”.
Explicó que anteriormente el pozo llenaba el tanque elevado en tres horas, así se podía enviar a cada casa, actualmente el pozo empieza a subir el agua hasta en seis horas y solo les alcanza para una parte de la población por lo que deben tener válvulas, con las cuales miden por sector el agua para que todos puedan tener el servicio, pero solo les alcanza para ponerlo una vez cada siete u ocho días.
“Tenemos una bomba y tanque elevado, antes lo llenábamos en tres horas, ahora para llenarlo se lleva seis horas o más, y nomás para una parte de gente, después hay que dejar que descanse, volver a llenar y darle a otra parte de la comunidad”.
La única alternativa que algunos habitantes tienen, es comprar pipas de agua, pues hay casas que por su nivel de elevación respecto al de otras zonas de la comunidad, prácticamente no les llega agua.
Adela Villafaña González es una de ellas, su vivienda se encuentra en una parte ligeramente más elevada en la comunidad Encino del Copal, casi nunca le llega agua suficiente: “No me llega nada de agua, me llega un tambo de 450 y en una bañada, el baño casi se acaban”.
En su domicilio viven seis personas que deben limitar de manera extrema el consumo, pues no saben si la próxima vez que les toque recibir el servicio habrá suficiente presión, siquiera para llenar su tinaco, además, deben subir el agua para mantener funcionales otras cosas como los calentadores solares, lo que les deja menos agua disponible para el resto de la semana.
Anteriormente, para Adela no era gran problema conseguir agua, pues si había baja presión, podía acudir al arroyo que está a unos metros abajo de su casa, sin embargo este arroyo tiene dos años completamente seco “A veces voy a lavar con mi hermana, o mi suegro, con poquita agua enjuagar la ropa y cuando se acaba para tomar también tengo que ir”.
La única esperanza que habitantes de Encino del Copal tienen actualmente es que regresen las lluvias, que puedan ver el arroyo como era antes, que los campos vuelvan a ser verdes y así la situación pueda mejorar también en cuanto al agua disponible en los pozos.