/ domingo 22 de enero de 2023

Baudrillard y el futuro de la realidad virtual

Etimológicamente hablando “virtual” procede del vocablo latino “virtus” que significa poder, fuerza. Sin embargo, hoy en día ciencias como la física y la informática le otorgan otras connotaciones. La primera, asociándolo a lo aparente. La segunda, vinculándolo a lo que sucede en Internet. Philippe Quéau, estudioso del tema, ha declarado que lo virtual es “otra experiencia de lo real” que “disuelve”, “borra” y hace “líquida” la localización, pues si bien el lugar real se encuentra en un punto geográfico, el virtual va con nosotros.

Y me pregunto ¿puede la virtualidad desaparecer a la realidad? La respuesta se aloja en el pensamiento del visionario filósofo Jean Baudrillard, para quien en el mundo contemporáneo el principio de realidad se encuentra confrontado categóricamente con el de simulación. Simulación que, desde su perspectiva, nada tiene que ver con el milenario principio de mímesis del que nos hablara Platón, desde el momento que en vez de ser la simulación imitación a semejanza de una cosa, la simulación en el mundo contemporáneo está cifrada en su contrario, es decir, en el fin de la imitación. Planteamiento que desarrolló en su obra “El intercambio simbólico y la muerte”, al ilustrar cómo a partir del Renacimiento se fueron gestando tres órdenes: el de “falsificación”, el de “producción” y, por último, el correspondiente a la “simulación”.

\u0009Falsificación, ya que el arte renacentista imitó a la naturaleza en una especie de juego de máscaras o espejo, por el que la copia confirmaba la verdad del original. Producción, una vez que la industrialización mecanizó la generación de objetos, ya no referidos a un original sino relacionados entre sí. Finalmente, simulación: ya no remitida a un original ni a un referente, sino erigida como reproducción que alude a lo real pero que deviene en hiperreal. Esto es, en algo “no real”, porque a pesar de ser “más real que lo real”, al grado de llegar a ser una “realidad de alta definición”, termina por exterminar a la propia realidad: no por defecto o ausencia sino por exceso de realidad dando “fin a la realidad”. He aquí parte de su paradoja. Ahora bien, al confrontar Baudrillard los principios de simulación y realidad, en gran medida inspirado en Nietzsche, y confirmar que aún lo real no es totalmente real sino mera ilusión, apariencia pura, como lo son las estrellas, se declara “hijo natural de la desilusión”, pues al ser la simulación lo no real, oposición de lo real, y lo real ser ilusión, la simulación se convierte en una desilusión total.

\u0009Derivado de ello, en “El crimen perfecto” declarará que todo queda “volatilizado en la telerrealidad, en el tiempo real, en las tecnologías sofisticadas que nos inician en los modelos, en lo virtual, en lo contrario de la ilusión – en la desilusión total”. Qué mejor prueba de ello que el cine: entre mayor realismo, mayor ilusión y, por tanto, mayor desilusión, por lo que sentenciará: hemos substituido a la era del espejo y del desdoblamiento por la era de la pantalla: cine, televisión, pantallas interactivas, multimedios, internet, realidad virtual. La sociedad de la información y la tecnología nos ha heredado infinitos espejos, es decir, estamos inmersos en una “pantalla total”, que no es otra que una hiperrealidad. Ahora bien, al ser toda pantalla hiperreal, ésta termina siendo una “asesina de lo real”. De ahí que la realidad virtual sea para nuestro filósofo ese “crimen perfecto", desde el momento en que ésta suprime a la realidad real por otra presuntamente perfecta, a modo, acabada, pero doblemente ilusoria, conforme a su propia naturaleza de simulación.

\u0009Así, a mayor definición de una imagen, más lejana la realidad. A mayor definición del tiempo, mayor posibilidad de omnipresencia e inmediatez. A mayor fidelidad sonora, mayor intervención tecnológica y menor esencia humana. A mayor definición cognitiva, como en la inteligencia artificial, mayor parálisis cerebral del “hombre virtual”. A mayor definición y universalidad del lenguaje, mayor riesgo de autoprogramación humana.

\u0009Una muestra es Matrix, otra “Alicia en el País de las Maravillas” de L. Carroll, en la que Alicia preferirá penetrar en el espejo en vez de contemplarse en él y, al hacerlo, estará dejando de ser. Lo mismo ocurre con nosotros ante la realidad virtual. Al sucumbir ante ella pudemos penetrar umbrales sucesivos de mundos virtuales sin fin y queremos más, pedimos más, exigimos más, y en esa misma medida nos alejamos de la realidad. En algunos casos por necesidad y sed de conocimiento; en otros, como vía instantánea y adictiva para nuestra evasión del mundo circundante.

¿Tendrá futuro la realidad virtual? En esta ocasión acudo a la leyenda que mi madre me contaba de niña, la de la mulata de Córdova que José Pablo Moncayo convirtió en ópera en su escena final: la mulata toma un carbón y en la pared de la cárcel dibuja una embarcación. Ella lo aborda y escapa de la mazmorra en la que estaba presa por la Inquisición. El día que la realidad virtual logre esto, ese día dejará de ser una simulación.


bettyzanolli@gmail.com\u0009\u0009\u0009@BettyZanolli

Etimológicamente hablando “virtual” procede del vocablo latino “virtus” que significa poder, fuerza. Sin embargo, hoy en día ciencias como la física y la informática le otorgan otras connotaciones. La primera, asociándolo a lo aparente. La segunda, vinculándolo a lo que sucede en Internet. Philippe Quéau, estudioso del tema, ha declarado que lo virtual es “otra experiencia de lo real” que “disuelve”, “borra” y hace “líquida” la localización, pues si bien el lugar real se encuentra en un punto geográfico, el virtual va con nosotros.

Y me pregunto ¿puede la virtualidad desaparecer a la realidad? La respuesta se aloja en el pensamiento del visionario filósofo Jean Baudrillard, para quien en el mundo contemporáneo el principio de realidad se encuentra confrontado categóricamente con el de simulación. Simulación que, desde su perspectiva, nada tiene que ver con el milenario principio de mímesis del que nos hablara Platón, desde el momento que en vez de ser la simulación imitación a semejanza de una cosa, la simulación en el mundo contemporáneo está cifrada en su contrario, es decir, en el fin de la imitación. Planteamiento que desarrolló en su obra “El intercambio simbólico y la muerte”, al ilustrar cómo a partir del Renacimiento se fueron gestando tres órdenes: el de “falsificación”, el de “producción” y, por último, el correspondiente a la “simulación”.

\u0009Falsificación, ya que el arte renacentista imitó a la naturaleza en una especie de juego de máscaras o espejo, por el que la copia confirmaba la verdad del original. Producción, una vez que la industrialización mecanizó la generación de objetos, ya no referidos a un original sino relacionados entre sí. Finalmente, simulación: ya no remitida a un original ni a un referente, sino erigida como reproducción que alude a lo real pero que deviene en hiperreal. Esto es, en algo “no real”, porque a pesar de ser “más real que lo real”, al grado de llegar a ser una “realidad de alta definición”, termina por exterminar a la propia realidad: no por defecto o ausencia sino por exceso de realidad dando “fin a la realidad”. He aquí parte de su paradoja. Ahora bien, al confrontar Baudrillard los principios de simulación y realidad, en gran medida inspirado en Nietzsche, y confirmar que aún lo real no es totalmente real sino mera ilusión, apariencia pura, como lo son las estrellas, se declara “hijo natural de la desilusión”, pues al ser la simulación lo no real, oposición de lo real, y lo real ser ilusión, la simulación se convierte en una desilusión total.

\u0009Derivado de ello, en “El crimen perfecto” declarará que todo queda “volatilizado en la telerrealidad, en el tiempo real, en las tecnologías sofisticadas que nos inician en los modelos, en lo virtual, en lo contrario de la ilusión – en la desilusión total”. Qué mejor prueba de ello que el cine: entre mayor realismo, mayor ilusión y, por tanto, mayor desilusión, por lo que sentenciará: hemos substituido a la era del espejo y del desdoblamiento por la era de la pantalla: cine, televisión, pantallas interactivas, multimedios, internet, realidad virtual. La sociedad de la información y la tecnología nos ha heredado infinitos espejos, es decir, estamos inmersos en una “pantalla total”, que no es otra que una hiperrealidad. Ahora bien, al ser toda pantalla hiperreal, ésta termina siendo una “asesina de lo real”. De ahí que la realidad virtual sea para nuestro filósofo ese “crimen perfecto", desde el momento en que ésta suprime a la realidad real por otra presuntamente perfecta, a modo, acabada, pero doblemente ilusoria, conforme a su propia naturaleza de simulación.

\u0009Así, a mayor definición de una imagen, más lejana la realidad. A mayor definición del tiempo, mayor posibilidad de omnipresencia e inmediatez. A mayor fidelidad sonora, mayor intervención tecnológica y menor esencia humana. A mayor definición cognitiva, como en la inteligencia artificial, mayor parálisis cerebral del “hombre virtual”. A mayor definición y universalidad del lenguaje, mayor riesgo de autoprogramación humana.

\u0009Una muestra es Matrix, otra “Alicia en el País de las Maravillas” de L. Carroll, en la que Alicia preferirá penetrar en el espejo en vez de contemplarse en él y, al hacerlo, estará dejando de ser. Lo mismo ocurre con nosotros ante la realidad virtual. Al sucumbir ante ella pudemos penetrar umbrales sucesivos de mundos virtuales sin fin y queremos más, pedimos más, exigimos más, y en esa misma medida nos alejamos de la realidad. En algunos casos por necesidad y sed de conocimiento; en otros, como vía instantánea y adictiva para nuestra evasión del mundo circundante.

¿Tendrá futuro la realidad virtual? En esta ocasión acudo a la leyenda que mi madre me contaba de niña, la de la mulata de Córdova que José Pablo Moncayo convirtió en ópera en su escena final: la mulata toma un carbón y en la pared de la cárcel dibuja una embarcación. Ella lo aborda y escapa de la mazmorra en la que estaba presa por la Inquisición. El día que la realidad virtual logre esto, ese día dejará de ser una simulación.


bettyzanolli@gmail.com\u0009\u0009\u0009@BettyZanolli