Las leyendas del Panteón Municipal de Irapuato

El Panteón Municipal de Irapuato tiene más de 128 años de antigüedad, el cual guarda entre sus tumbas leyendas que cuentan las mismas personas que lo han visitado

Karla Aguilera Rangel

  · lunes 29 de octubre de 2018

El Soldado es una de las leyendas más populares del Panteón Municipal. / Fotos: Víctor Cruz / Sol de Irapuato.

El Panteón Municipal de Irapuato tiene más de 128 años de antigüedad, el cual guarda entre sus tumbas leyendas que cuentan las mismas personas que lo han visitado.

Todo aquel que haya entrado al panteón puede observar la gran cantidad de tumbas que hay en el lugar, donde el paso de los años ha deteriorado gran parte de ellas, mientras otras embellecen la zona con su construcción y figuras que las adornan; son más de 10 hectáreas las que forman parte del panteón, y esta divido por sectores, las tumbas más antiguas que son cerca de tres mil, las gavetas murales y gavetas osario.

La tumba más antigua del panteón y que tienen registrada data del 25 de febrero de 1890, la cual pertenece a Francisco Juárez, quien falleció a los 67 años de edad, la tumba esta completamente sellada y más conservada que el resto de las tumbas, aún conserva parte de su color azul y en su parte superior tiene una figura en forma de medallón, similar a los medallones del Puente de Guadalupe.

Los vigilantes del panteón aseguraron que es un lugar bastante tranquilo, donde se respira un ambiente de paz y tranquilidad, el cual guarda algunas leyendas que asombran a quien lo visite. Mario Ayala Cornejo, quien es el administrador del Panteón Municipal desde hace 10 años, contó que nunca ha visto cosas paranormales ni ha sido testigo de las historias que cuentan las personas.

Sin embargo, mencionó que una de las leyendas más famosas es la de Adolfo Taboada Rivera, mejor conocido como “El Soldado”, el cual esta situado en los primeros pasillos del panteón y no puede pasar desapercibido, debido a que tiene una estatua de soldado sobre su tumba, la cual fue restaurada recientemente, supuestamente por una persona de la Marina. Según la leyenda, se levanta por las noches y camina por el panteón, pero también dicen que es muy milagroso, ya que las personas le dejan ofrendas y flores, mientras que hay mujeres que lo han besado en la mejilla como símbolo de gratitud por algún favor.

En la parte más antigua del panteón, hay otra de las historias que más asombran a las personas y es visitada por muchos, es la de “El árbol con la cruz”, como mucho lo llaman, ya que dicho árbol tiene más de 100 años de antigüedad, el cuál creció sobre una tumba y entre su ancho tronco conserva parte de la cruz de metal que la adornaba, sus raíces son tan gruesas y largas que increíblemente no ha dañado las demás tumbas que la rodean, y en su parte inferior hay gente que aún le deja flores.


El panteón municipal tiene más de un siglo de existir.


Cerca de aquel árbol hay cinco tumbas similares, según la leyenda, son de una familia que falleció a causa de la peste negra, que fue uno de los brotes más mortales en la historia de la humanidad, las personas cuentan que las tumbas no se pueden abrir por el peligro que conlleva.

En una de las zonas no tan viejas del lugar, las personas cuentan que ven jugar a los niños que ahí descansan, como el niño Mauri y la niña Blanquita, los cuales juegan entre las tumbas, y ambos tienen dos grandes mausoleos. Blanquita falleció en 1982 y su mausoleo esta vivo y alegre con azulejos de colores y en su interior tiene juguetes y flores que le lleva su familia; sin embargo, cuentan que es muy milagrosa, pues cada Día de Muertos acuden bastante personas a visitarla y a agradecerle por algún milagro concedido.

En el camino principal del panteón, el cual conduce hacia el interior, hay dos ángeles, uno de ellos mide cerca de dos metros, cuentan las personas que este vuela por las noches y vigila las tumbas, mientras que el otro que mide cerca de un metro, es el ángel del silencio, ya que con sus dedos toca su boca para procurar que no haya ruido y las almas puedan descansar en paz.