/ domingo 24 de diciembre de 2017

Navidad en el solsticio de invierno

Encuentro información que señala que por lo menos diez países tienen restricciones y hasta prohibiciones sobre las celebraciones de la navidad por considerarla una fiesta exclusivamente religiosa y cristiana. Esos países son: Irán, China, Israel, Brunei, Somalia, Nepal, Tajikistán, Corea del Norte y Arabia Saudita. En estos lugares estas celebraciones pueden hasta llegar a ser peligrosas.

Sin embargo me permito hacer algunos comentarios sobre experiencias tenidas esta semana que tienen una relación con el tiempo que estamos viviendo. En primer lugar compartir que este pasado día 21 se dio el cambio de estación, se trata de un fenómeno solar, cuando en el hemisferio norte se presentan los días más cortos y el día más corto es el del solsticio de invierno.

Se le denomina solsticio «de invierno» en el Hemisferio Norte, o «de verano» en el hemisferio sur. El día del solsticio de diciembre es la noche más larga del año en el hemisferio Norte y la más corta en el hemisferio Sur.

Desde tiempos ancestrales los solsticios han influido enormemente en las culturas y las tradiciones religiosas, por lo que no es ninguna casualidad que las festividades modernas se solapen con celebraciones paganas.

El solsticio a nivel solar, marca del comienzo del invierno astronómico.

Durante esta época, el sol ronda el horizonte en una medida muy superior al resto del año, lo que reduce sus horas e intensidad en gran cantidad. A partir del solsticio, los días comienzan a crecer, aumentando la incidencia de los rayos tanto en tiempo como en intensidad hasta llegar al solsticio de verano. La explicación a este fenómeno viene dada por el crecimiento o decrecimiento del arco formado por el astro rey, lo que hace que en el de invierno pueda llegar a parecer que sale y se pone por el mismo lugar, mientras que en verano, da la sensación de que sale por un punto y se pone por el opuesto.

La palabra solsticio tiene una procedencia latina, y significa permanencia del sol.

Es por ello que cuando se habla del nacimiento del Hijo de Dios, se haga basándose en el renacer del sol, de la luz, o del crecimiento de los días. Y eso es lo que volvemos a vivir cada ciclo que se repite permanentemente dándole una constancia a estos fenómenos solares, ya que el inicio del invierno también marca el ascenso constante del sol hacia los días más largos y cálidos del verano. Según algunos autores existe una teoría que sostiene que la Navidad se estableció el 25 de diciembre para sustituir una festividad romana, la cual derivaba del culto pagano Sol Invictus (“sol invicto”) porque vuelve el sol a hacer los días más largos. Una muy buena forma de explicar lo que representa la Navidad Cristiana.

Nuestros ancestros mexicas, que eran observantes de los fenómenos del cielo, también sabían muy bien que, aunque el sol está en movimiento constante (observarás que el sol sale en diferente lugar cada día) y sin embargo, los días siguientes al solsticio de invierno (quiere decir sol estático), se aprecia como si no se moviera durante los siguientes tres días, llegando a su aparente movimiento el 24 de diciembre.

Con estos datos está claro que se trata de un fenómeno solar y que es una celebración cristiana y cósmica. Se conjuntan energías que nos llevan a tener oportunidad de reflexionar sobre nosotros mismos y poder vivir el crecimiento de consciencia, es decir de luz. Si así lo hacemos estamos en el camino del crecimiento, de la evolución hacia un mayor grado de conciencia. Ojalá sea esta nuestra actitud pues el año venidero necesitamos mucha claridad y fortaleza para llevar a nuestro México por los mejores senderos.

Recuerdo el emblema y mandato de la UNAM: “por mi Raza hablará el Espíritu” y que eso es lo que este país y este mundo necesita urgentemente para lograr armonía, paz y amor, y eso es también lo que deseo para cada persona que vivimos en este momento y así, sin tener que sólo dar regalos materiales, volvamos a sacralizar estos momentos cósmicos de apertura de oportunidades para crecer. Que la esperanza crezca como la luz del sol que cada ciclo anual nos demuestra la constancia y persistencia, no sólo se trata de hacer decretos, sino junto a ellos hay que hacer acciones para lograrlo.

Recibe mis mejores deseos para una Feliz Navidad.

 

¡Por la Construcción de una Cultura de Paz!

manuelramos28@gmail.com

 

Encuentro información que señala que por lo menos diez países tienen restricciones y hasta prohibiciones sobre las celebraciones de la navidad por considerarla una fiesta exclusivamente religiosa y cristiana. Esos países son: Irán, China, Israel, Brunei, Somalia, Nepal, Tajikistán, Corea del Norte y Arabia Saudita. En estos lugares estas celebraciones pueden hasta llegar a ser peligrosas.

Sin embargo me permito hacer algunos comentarios sobre experiencias tenidas esta semana que tienen una relación con el tiempo que estamos viviendo. En primer lugar compartir que este pasado día 21 se dio el cambio de estación, se trata de un fenómeno solar, cuando en el hemisferio norte se presentan los días más cortos y el día más corto es el del solsticio de invierno.

Se le denomina solsticio «de invierno» en el Hemisferio Norte, o «de verano» en el hemisferio sur. El día del solsticio de diciembre es la noche más larga del año en el hemisferio Norte y la más corta en el hemisferio Sur.

Desde tiempos ancestrales los solsticios han influido enormemente en las culturas y las tradiciones religiosas, por lo que no es ninguna casualidad que las festividades modernas se solapen con celebraciones paganas.

El solsticio a nivel solar, marca del comienzo del invierno astronómico.

Durante esta época, el sol ronda el horizonte en una medida muy superior al resto del año, lo que reduce sus horas e intensidad en gran cantidad. A partir del solsticio, los días comienzan a crecer, aumentando la incidencia de los rayos tanto en tiempo como en intensidad hasta llegar al solsticio de verano. La explicación a este fenómeno viene dada por el crecimiento o decrecimiento del arco formado por el astro rey, lo que hace que en el de invierno pueda llegar a parecer que sale y se pone por el mismo lugar, mientras que en verano, da la sensación de que sale por un punto y se pone por el opuesto.

La palabra solsticio tiene una procedencia latina, y significa permanencia del sol.

Es por ello que cuando se habla del nacimiento del Hijo de Dios, se haga basándose en el renacer del sol, de la luz, o del crecimiento de los días. Y eso es lo que volvemos a vivir cada ciclo que se repite permanentemente dándole una constancia a estos fenómenos solares, ya que el inicio del invierno también marca el ascenso constante del sol hacia los días más largos y cálidos del verano. Según algunos autores existe una teoría que sostiene que la Navidad se estableció el 25 de diciembre para sustituir una festividad romana, la cual derivaba del culto pagano Sol Invictus (“sol invicto”) porque vuelve el sol a hacer los días más largos. Una muy buena forma de explicar lo que representa la Navidad Cristiana.

Nuestros ancestros mexicas, que eran observantes de los fenómenos del cielo, también sabían muy bien que, aunque el sol está en movimiento constante (observarás que el sol sale en diferente lugar cada día) y sin embargo, los días siguientes al solsticio de invierno (quiere decir sol estático), se aprecia como si no se moviera durante los siguientes tres días, llegando a su aparente movimiento el 24 de diciembre.

Con estos datos está claro que se trata de un fenómeno solar y que es una celebración cristiana y cósmica. Se conjuntan energías que nos llevan a tener oportunidad de reflexionar sobre nosotros mismos y poder vivir el crecimiento de consciencia, es decir de luz. Si así lo hacemos estamos en el camino del crecimiento, de la evolución hacia un mayor grado de conciencia. Ojalá sea esta nuestra actitud pues el año venidero necesitamos mucha claridad y fortaleza para llevar a nuestro México por los mejores senderos.

Recuerdo el emblema y mandato de la UNAM: “por mi Raza hablará el Espíritu” y que eso es lo que este país y este mundo necesita urgentemente para lograr armonía, paz y amor, y eso es también lo que deseo para cada persona que vivimos en este momento y así, sin tener que sólo dar regalos materiales, volvamos a sacralizar estos momentos cósmicos de apertura de oportunidades para crecer. Que la esperanza crezca como la luz del sol que cada ciclo anual nos demuestra la constancia y persistencia, no sólo se trata de hacer decretos, sino junto a ellos hay que hacer acciones para lograrlo.

Recibe mis mejores deseos para una Feliz Navidad.

 

¡Por la Construcción de una Cultura de Paz!

manuelramos28@gmail.com

 

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