/ sábado 3 de agosto de 2019

Participación ciudadana

Hoy en día, uno de los términos que con mayor frecuencia invocan los políticos mexicanos al pronunciar sus discursos, es el de participación ciudadana; hablan de su importancia y de su necesidad para la profundización de la democracia en nuestro país. Sin embargo, este pensamiento no siempre ha imperado; de hecho, es una palabra muy novedosa, pues si nos remontamos a unas décadas más atrás, se podrá observar que la participación ciudadana nunca fue tan importante.

La participación ciudadana surge como un mecanismo que antagoniza a las burocracias que, en ocasiones, pueden empañar las formas democráticas, en especial en los estados municipales o regionales. De este modo, resulta posible la comunicación aceitada entre la ciudadanía en general, por un lado, y las estructuras definidas de gobierno, por el otro.

La importancia de la participación ciudadana la convierte en una de las herramientas insustituibles de las sociedades democráticas, que permite diferenciar a los pueblos con libertad política de aquellos en los cuales no se respetan en su totalidad los elementos de expresión. Los atenienses entendían que la felicidad personal no podía entenderse al margen de los intereses de la colectividad. Con esta mentalidad participaban activamente en las asambleas populares para debatir sobre los asuntos de interés público. Sus decisiones eran las que servían de fundamento para la elaboración de las leyes.

Se requieren cuatro condiciones básicas para que la participación ciudadana exista en un régimen democrático, a saber: el respeto de las garantías individuales, los canales institucionales y marcos jurídicos, la información y la confianza por parte de los ciudadanos hacia las instituciones democráticas. No importa que sea una democracia directa, representativa, deliberativa o participativa; cualquiera de éstas necesita de la participación de la gente.

La participación de los ciudadanos (as) es sustancial porque modera y controla el poder de los políticos y porque la sociedad se hace escuchar en la toma de decisiones. Para que la participación ciudadana pueda existir en una democracia, es necesario que la sociedad confíe en las instituciones políticas. Deben tener la esperanza o la firme seguridad de que van a actuar y funcionar de acuerdo a lo que se les ha encomendado: velar por el bienestar general. Cuando no hay confianza, es porque las instituciones no están realizando sus funciones correctamente o la población percibe que están trabajando para favorecer un sector específico. Si no hay confianza, es casi seguro que los ciudadanos van a evitar lo más posible involucrarse con ellas. Por eso, si una democracia quiere impulsar la participación ciudadana, debe asegurar la credibilidad de sus instituciones.

La violencia en México es un problema prioritario, por lo que los gobiernos deben garantizar recursos suficientes para la prevención social de la violencia y la delincuencia. La manera más inteligente de hacerle frente a esto es a través de un enfoque preventivo desde la educación social, pues la violencia también es un problema de salud pública. No se puede pensar y mucho menos actuar en luchar por la violencia y abatir la delincuencia, sin acciones de prevención que permitan la recuperación del tejido social en nuestras localidades y poner en la mente de las personas que la paz es posible y es nuestro derecho.

En 2013 se creó la Subsecretaría de Prevención Social y Participación Ciudadana, con el Programa Nacional de Prevención del Delito dirigido a municipios de alto riesgo, aunque desde de su creación, la violencia y delincuencia no ha disminuido en nuestro país.

Aunque la participación ciudadana ya está reglamentada, todavía permanece en un estado de aletargamiento. Los ciudadanos se abstienen de participar en las cuestiones que son del interés de todos. La falta de confianza hacia las instituciones, la violación a las garantías individuales y la ausencia de información, transparencia y rendición de cuentas, han hecho que existan bajos índices de participación ciudadana. Las personas no quieren tomar parte en los asuntos públicos, en primer lugar, porque no cuentan con la información suficiente para evaluar a los gobiernos o para involucrarse en la realización de programas y políticas públicas. En segundo, porque el gobierno sigue sin respetar las garantías individuales de las y los mexicanos; tan sólo las organizaciones defensoras de derechos humanos, cuando interfieren en asunto públicos, son objeto de persecución y ataques.

Respecto a este tema, en la semana anterior se realizó la segunda sesión del Consejo Ciudadano de Prevención contra la Violencia y Delincuencia del Municipio de Irapuato, en el que, dicho sea de paso, también tuvimos la noticia que ha sido señalado como uno de los más violentos: es por ello que es muy importante la participación de la ciudadanía en este problema que nos aqueja a todas las personas del municipio y del país.

Deseamos que en verdad sea un Consejo participativo, empoderado para que haga del conocimiento de las personas responsables de la seguridad el sentir ciudadano y hacer propuestas de impacto. Sabemos que existe un grado de desconfianza entre ciudadanía y gobierno, sin embargo, queremos que se rompa ese paradigma y que, con verdadera voluntad política, el Municipio pueda ser reconocido por su Cultura de Paz en beneficio de sus habitantes. Bienvenidas todas las participaciones de la ciudadanía a favor de tener actividades de identidad y reforzamiento del tejido social como es el deporte e “Irapuato Canta”.


Por la Construcción de una Cultura de Paz!

manuelramos20@gmail.com

Hoy en día, uno de los términos que con mayor frecuencia invocan los políticos mexicanos al pronunciar sus discursos, es el de participación ciudadana; hablan de su importancia y de su necesidad para la profundización de la democracia en nuestro país. Sin embargo, este pensamiento no siempre ha imperado; de hecho, es una palabra muy novedosa, pues si nos remontamos a unas décadas más atrás, se podrá observar que la participación ciudadana nunca fue tan importante.

La participación ciudadana surge como un mecanismo que antagoniza a las burocracias que, en ocasiones, pueden empañar las formas democráticas, en especial en los estados municipales o regionales. De este modo, resulta posible la comunicación aceitada entre la ciudadanía en general, por un lado, y las estructuras definidas de gobierno, por el otro.

La importancia de la participación ciudadana la convierte en una de las herramientas insustituibles de las sociedades democráticas, que permite diferenciar a los pueblos con libertad política de aquellos en los cuales no se respetan en su totalidad los elementos de expresión. Los atenienses entendían que la felicidad personal no podía entenderse al margen de los intereses de la colectividad. Con esta mentalidad participaban activamente en las asambleas populares para debatir sobre los asuntos de interés público. Sus decisiones eran las que servían de fundamento para la elaboración de las leyes.

Se requieren cuatro condiciones básicas para que la participación ciudadana exista en un régimen democrático, a saber: el respeto de las garantías individuales, los canales institucionales y marcos jurídicos, la información y la confianza por parte de los ciudadanos hacia las instituciones democráticas. No importa que sea una democracia directa, representativa, deliberativa o participativa; cualquiera de éstas necesita de la participación de la gente.

La participación de los ciudadanos (as) es sustancial porque modera y controla el poder de los políticos y porque la sociedad se hace escuchar en la toma de decisiones. Para que la participación ciudadana pueda existir en una democracia, es necesario que la sociedad confíe en las instituciones políticas. Deben tener la esperanza o la firme seguridad de que van a actuar y funcionar de acuerdo a lo que se les ha encomendado: velar por el bienestar general. Cuando no hay confianza, es porque las instituciones no están realizando sus funciones correctamente o la población percibe que están trabajando para favorecer un sector específico. Si no hay confianza, es casi seguro que los ciudadanos van a evitar lo más posible involucrarse con ellas. Por eso, si una democracia quiere impulsar la participación ciudadana, debe asegurar la credibilidad de sus instituciones.

La violencia en México es un problema prioritario, por lo que los gobiernos deben garantizar recursos suficientes para la prevención social de la violencia y la delincuencia. La manera más inteligente de hacerle frente a esto es a través de un enfoque preventivo desde la educación social, pues la violencia también es un problema de salud pública. No se puede pensar y mucho menos actuar en luchar por la violencia y abatir la delincuencia, sin acciones de prevención que permitan la recuperación del tejido social en nuestras localidades y poner en la mente de las personas que la paz es posible y es nuestro derecho.

En 2013 se creó la Subsecretaría de Prevención Social y Participación Ciudadana, con el Programa Nacional de Prevención del Delito dirigido a municipios de alto riesgo, aunque desde de su creación, la violencia y delincuencia no ha disminuido en nuestro país.

Aunque la participación ciudadana ya está reglamentada, todavía permanece en un estado de aletargamiento. Los ciudadanos se abstienen de participar en las cuestiones que son del interés de todos. La falta de confianza hacia las instituciones, la violación a las garantías individuales y la ausencia de información, transparencia y rendición de cuentas, han hecho que existan bajos índices de participación ciudadana. Las personas no quieren tomar parte en los asuntos públicos, en primer lugar, porque no cuentan con la información suficiente para evaluar a los gobiernos o para involucrarse en la realización de programas y políticas públicas. En segundo, porque el gobierno sigue sin respetar las garantías individuales de las y los mexicanos; tan sólo las organizaciones defensoras de derechos humanos, cuando interfieren en asunto públicos, son objeto de persecución y ataques.

Respecto a este tema, en la semana anterior se realizó la segunda sesión del Consejo Ciudadano de Prevención contra la Violencia y Delincuencia del Municipio de Irapuato, en el que, dicho sea de paso, también tuvimos la noticia que ha sido señalado como uno de los más violentos: es por ello que es muy importante la participación de la ciudadanía en este problema que nos aqueja a todas las personas del municipio y del país.

Deseamos que en verdad sea un Consejo participativo, empoderado para que haga del conocimiento de las personas responsables de la seguridad el sentir ciudadano y hacer propuestas de impacto. Sabemos que existe un grado de desconfianza entre ciudadanía y gobierno, sin embargo, queremos que se rompa ese paradigma y que, con verdadera voluntad política, el Municipio pueda ser reconocido por su Cultura de Paz en beneficio de sus habitantes. Bienvenidas todas las participaciones de la ciudadanía a favor de tener actividades de identidad y reforzamiento del tejido social como es el deporte e “Irapuato Canta”.


Por la Construcción de una Cultura de Paz!

manuelramos20@gmail.com

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