/ sábado 6 de abril de 2019

CELEBRANDO LA VIDA

Contra el paso del tiempo, todo es falible, nada lo puede detener, sin embargo, no siempre se percibe de la misma forma pues algunas veces éste pareciera ser fugaz, pero otras puede sentirse eterno. Sea de la manera que sea, cada etapa, implica una vivencia, una experiencia y éstas por consiguiente estarán acompañadas de un sentimiento. Es entonces que la medida del tiempo no sólo se mide con un reloj, sino con lo especial que se haga la vida.

El cumplir años, es uno de los mejores motivos para hacer de lo ordinario, algo excepcional, y esto, afortunadamente es sencillo, sólo es preciso rodearse de personas cercanas, con quienes compartimos amor y cariño, así como pasar la fecha en aquel lugar en el que se encuentra deleite e identidad, para propiciar una atmósfera memorable.

Fue de esa manera como he tenido la dicha de conmemorar un aniversario más, acompañada de mis padres, hermano, tíos y amistades; disfrutando de lo más etéreo que puede envolver cualquier eventualidad: la música. Por ello, esta breve reflexión, ya que es frecuente que olvidemos el justipreciar las cosas importantes, aquello que al final del día es lo realmente valioso. Familia, amigos, música, arte, jazz –a cargo de Rajazz trío- y comida, no hay mejor mezcla para llenar de alegría un momento, y aún más si se conjuga con un sitio de la predilección personal, en este caso, el Guzttazo, con un clima inmejorable, indudablemente es un rincón del cual nunca se cansa uno de visitar debido a su esencia cultural, sin dejar de notar la calidez que brinda su personal.

También, de forma más íntima, tengo la fortuna de poder convivir con este mismo motivo, en el sitio donde crecí, junto con familia que me ha visto desarrollar, quienes me han acompañado en todo momento, en días buenos y días malos, en aventuras y en momentos de trascendencia, en “La casa de los Abuelitos”, donde no se requiere ser un día especial para llegar, porque ahí siempre hay un bonito recibimiento.

Por todo esto es que puedo reconocer la ventura que es vivir y saber encontrar en cada detalle su importancia, y agradecer por ello a Dios y las personas que hacen posible la felicidad con su presencia en los distintos ciclos vividos.

Y aunque los años pasen, estos serán recuerdos que permanecerán, añadiendo consciencia y experiencia al vivir, dando un mejor sentido a lo común, alegrando el corazón cada vez que vengan a mi mente.

lucia.gallardonoriega@gmail.com

Contra el paso del tiempo, todo es falible, nada lo puede detener, sin embargo, no siempre se percibe de la misma forma pues algunas veces éste pareciera ser fugaz, pero otras puede sentirse eterno. Sea de la manera que sea, cada etapa, implica una vivencia, una experiencia y éstas por consiguiente estarán acompañadas de un sentimiento. Es entonces que la medida del tiempo no sólo se mide con un reloj, sino con lo especial que se haga la vida.

El cumplir años, es uno de los mejores motivos para hacer de lo ordinario, algo excepcional, y esto, afortunadamente es sencillo, sólo es preciso rodearse de personas cercanas, con quienes compartimos amor y cariño, así como pasar la fecha en aquel lugar en el que se encuentra deleite e identidad, para propiciar una atmósfera memorable.

Fue de esa manera como he tenido la dicha de conmemorar un aniversario más, acompañada de mis padres, hermano, tíos y amistades; disfrutando de lo más etéreo que puede envolver cualquier eventualidad: la música. Por ello, esta breve reflexión, ya que es frecuente que olvidemos el justipreciar las cosas importantes, aquello que al final del día es lo realmente valioso. Familia, amigos, música, arte, jazz –a cargo de Rajazz trío- y comida, no hay mejor mezcla para llenar de alegría un momento, y aún más si se conjuga con un sitio de la predilección personal, en este caso, el Guzttazo, con un clima inmejorable, indudablemente es un rincón del cual nunca se cansa uno de visitar debido a su esencia cultural, sin dejar de notar la calidez que brinda su personal.

También, de forma más íntima, tengo la fortuna de poder convivir con este mismo motivo, en el sitio donde crecí, junto con familia que me ha visto desarrollar, quienes me han acompañado en todo momento, en días buenos y días malos, en aventuras y en momentos de trascendencia, en “La casa de los Abuelitos”, donde no se requiere ser un día especial para llegar, porque ahí siempre hay un bonito recibimiento.

Por todo esto es que puedo reconocer la ventura que es vivir y saber encontrar en cada detalle su importancia, y agradecer por ello a Dios y las personas que hacen posible la felicidad con su presencia en los distintos ciclos vividos.

Y aunque los años pasen, estos serán recuerdos que permanecerán, añadiendo consciencia y experiencia al vivir, dando un mejor sentido a lo común, alegrando el corazón cada vez que vengan a mi mente.

lucia.gallardonoriega@gmail.com